lunes, 15 de abril de 2013

NÉCTAR DE LOS DIOSES

EL PULQUE-  BEBIDA ANCESTRAL


Debo admitir que hace tiempo esta beber pulque no se encontraba dentro de mis gustos, sin embargo, al acercarme y conocer la historia detrás de esta bebida quedé fascinada. Además de que los curados pueden satisfacer los gustos de los distintos paladares, sin importar cuan exigentes sean.

El pulque, a pesar de todas las dificultades que ha enfrentado (como el desprestigio del producto por parte de empresas cerveceras) ha recuperado su valor artesanal y sagrado.

Aquí algunos datos importantes acerca del "El Pulque"

Los Orígenes

Aunque el origen exacto de esta bebida es desconocido se tiene un registro representado en piedras y códices mexicas del tiempo de la gran Tenochtitlán de la época prehispánica. En conclusión, las antiguas civilizaciones de la gran mesoamérica también se "echaban sus pulques".

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Esta bebida, muy apreciada en el imperio mexica, se obtiene de las pencas del maguey cuando la planta está madura. Para ello se le arranca la yema o corazón y sus paredes se raspan hasta lograr una cavidad, de la que, unos días después, manará el aguamiel de las pencas durante un periodo que va de tres a seis meses.

                       

El tlachiquero es el encargado de la elaboración del Pulque.

En la época prehispánica únicamente los señores principales o los ancianos, hombres y mujeres retirados ya de la vida activa, podían consumirlo, y a los que iban a ser sacrificados en el templo de Huitzilopochtli se les permitía beberlo hasta embriagarse. 

La embriaguez era un delito que se castigaba con severidad. 

Con la Conquista, estas sanciones quedaron sin efecto, pero aun cuando las autoridades virreinales hicieron todo lo posible por acabar con el pulque, los intentos fracasaron. Lo más que pudieron hacer fue regular la instalación de pulquerías.

Los indígenas continuaron bebiéndolo no únicamente para embriagarse, sino también como complemento alimenticio.

La utilidad económica producto del pulque fue incrementándose, y para la época del Porfiriato las haciendas pulqueras vivieron su momento de esplendor. El consumo del pulque se generalizó entre la población mestiza y las pulquerías se multiplicaron. Algunos viajeros de la época asentaron que en la Ciudad de México había casi una pulquería por calle.




Las pulquerías eran atractivos centros de reunión. Los nombres de las pulquerías eran por lo general muy pintorescos: “Las preocupaciones de Baco”, “Las buenas amistades”, “Salsipuedes”, o “El Porvenir”, que al ser clausurada y reabierta se llamó “Los recuerdos del porvenir”, y “El Apache”, que se convirtió en “La hija del apache”.


Ante la cada vez más abundante concurrencia, era frecuente encontrarse con la inscripción “Vayan entrando, vayan pidiendo, vayan pagando, vayan saliendo”.


Debemos continuar con el consumo del pulque ya que forma parte de nuestras raíces mexicanas; sobretodo los beneficios que tiene al consumirlo y por la aportación económica que se le brinda las personas que lo cultivan.

¡Salud!


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